viernes, 1 de octubre de 2010

Avergoncémonos, es gratis



La adolescencia... Ay, qué época tan estupe...faciente. Siguiendo mi línea de hacer caso a las peticiones que me hace la gente, he decidido escribir sobre aquellos "maravillosos" años. Para mucha gente fue una época genial. Para mi, una bazofia. Una de las gordas. (Dejad de pensar en mierda, por favor).

El caso es que yo era absolutamente retrasada por aquella época comprendida entre los... trece y los vein...diecisiete. Fueron 4 años de pura agonía. Mi yo actual estaba deseoso de salir, pero los nicks en el msn (bendito messenger, dónde quedaron esos tiempos) en los que me dejaba la vida por que quedaran perfectamente sincronizadas todas las minúsculas y mayúsculas y en los que declaraba el amor a cada ser vivo del planeta, lo mantenían encerrado. Por no hablar de mi forma de hablar (redundancia, lo sé), ya mencionada en la anterior entrada. He de aclarar que NO era una cani. Todo el mundo en esa época escribía así. Y yo me dejaba llevar por la corriente, muchas veces en plan emo a ver si me arrastraba. En fin, dejo las metáforas.

Si, podéis decirme lo de "mal de muchos, consuelo de tontos" pero es que tontos éramos. Muchos lo siguen siendo y ahí siguen, ¡vivitos y tocando los cojones!

El caso es que eso de escribir bien es algo que me ha marcado. Cuando leí esas conversaciones sentí realmente vergüenza ajena por la clase de persona que era. Hoy soy capaz de decir que os comprendo. Comprendo a todos aquellos que me conocieron y pensaron que podían reírse de mi en mi cara, porque yo hoy en día lo habría hecho. Pero señores, algunos digievolucionamos y de hecho, no recordamos siquiera que un día fuimos imperfectos... (jaaaajajajajajajaja) y otros, en cambio, se quedan ahí.

Cuando digo esto la gente suele mirarme raro. Bueno, suelen mirarme raro bastante a menudo, pero esto es algo que suele inquietar. Veamos... Cuando me preguntan ¿qué buscas en un chico? Bueno, tengo las típicas cosas que dices sobre la personalidad, el físico... y luego añado: 'y que escriba bien'. Ahí es cuando aparece el minisilencio incómodo, que es más bien el callarse un: ¿y se puede saber por qué semejante tontería?


Bueno, a algunos les gustan los calcetines, otros las sonrisas profident y a mi me pone que un tío hable con todas las letras y bien usadas. Sé que por hablar mejor no se es más inteligente pero al menos dan el pego. Y seguro que se esfuerzan por serlo.

Y después de este sutil consejo a todos los hombres, para que tengan un cuadernos rubio en la mesilla de noche con el fin de seducir a las mujeres, continuaré tratando de recordar aquellas cosas horribles que hacía cuando no era más que una subnormal.

Bien, recuerdo que... Me maquillaba del color de la camiseta. Eso es algo que me marcará de por vida. No era yo, era una bratz la que sale en las fotos. Daba igual como de chillón fuese el color de mi camiseta, que conseguía plasmarlo en mis ojos. La verdad es que me esmeraba mucho más que ahora, todo hay que decirlo.

Luego están esos grandes fiestones. Esos sábados que quedábamos a las 5 de la tarde y volvíamos a las 11. Dónde han quedado esas borracheras épicas a la luz del sol. Esas botellas de kas limón calentorras a más no poder mezcladas con botellas de licor de melocotón, mejunje conocido como orgasmo (y a aquellas edades... dónde vamos a llegar) que hoy en día no beberíamos ni aunque nos pagaran. Bueno, si. Hoy en día bebo cualquier cosa si me la pagan.

Lo último que voy a desvelar acerca de mi embarazosa (no, ya he dicho que ni fui ni seré cani jamás. No tuve un embarazo adolescente) edad del pavo, es el típico diario. En mi caso no era mío, porque lo de vaga venía de serie y llevarlo al día como que no era algo que me motivara. Lo llevaba con una amiga, nos lo cambiábamos a la semana y contábamos cosas. Me lo quedé yo. Y el 98% de las cosas que decíamos era acerca de tíos. Bueno, niños. Y yo pensaba que estaba salida, pero con 13 años... Madre mía. Eso era para medicarlo.

Con esto concluyo sobre mi época adolescente, porque es mi tercera entrada y si ya de por si es un blog fantasma, no quiero que me marginen en el... mundo de blogs, así, en general.

Seguiría escribiendo más, pero ahora me voy a tener vida social. Hoy me voy a poner fina a cervezas. Así que si alguno espera que cuente algo más (¿SE PUEDE SABER POR QUÉ HABLO COMO SI ME LEYERA ALGUIEN? Dios, que alguien me ayude) que no lo haga, que no me va a dar la cabeza para tanto.

Finalizo con esta entrada porque no me está gustando nada. Va a ser la siesta que NO me he echado. FFFFFIUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberías seguir escribiendo.

Y a mí también me pone que un tío me hable con todas las letras bien puestas, que no es tan difícil.

Mucho nos avergonzamos de nuestra adolescencia, y yo, que sigo en ella, ya me avergüenzo del 90%.

Por cierto, me he abierto una cuenta en Google solo pa' comentarte, siéntete importante. xD

Pepe Asís dijo...

Jajaja. Me he reído un buen rato y es que es una verdad tras otra. Dicen que que es la "edad mala" pero realmente es una edad "tonta" en la cual priorizamos nuestra reputación, el amor y ese sentimiento de estar en la onda.

No hay que avergonzarse tampoco, nadie nació enseñado. Es una época en la que poco a poco te vas consagrando y definiendo como persona (aunque no es el último paso). Eso sí, si después de estos años sigues pensando en niños, Kas limón y maquillajes estrambóticos, entonces sí que habría que cambiar el chip. Pero no es tu caso ¿no, ser nocturno?

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