domingo, 15 de mayo de 2011

Mi parte menos divertida

Hoy no voy a ser divertida, exagerada o ingeniosa si es que alguna vez lo he sido, claro. Hoy no tengo el humor. Tendría más sentido hacer una nueva entrada así si escribiera a menudo, pero bueno, la mayoría de las cosas que hago no tienen sentido. Así que sigo en mi línea.

¿No os ha pasado nunca que conocéis a alguien y se os nubla la mente? De la mejor manera o de la peor, pero chocáis con alguien un buen día y entonces dejas de ser la persona que eras. A veces es en la cola de la panadería, otras veces de fiesta etílica y otras, en pocas ocasiones, de formas raras y absurdas. Pero ocurre. Y entonces la razón se queda escondida, oculta en un armario, como Justin Bieber.
A veces golpea las puertas intentando salir, pero ahí tienes al corazón poniéndole muebles y demás movidas que tengamos en la cabeza obstruyendo la salida (es curioso imaginarse la cabeza como una habitación. La mía sería un desastre seguro) y todo para que la razón no pueda salir. Y así vives, en un mundo genial, nuevo. Al menos para la gente como yo, que ha vivido siempre por y para la razón.
Racional, era el primer adjetivo que siempre me ha venido a la cabeza a la hora de describirme. Racional en extremo, porque para qué centrarnos en los grises, en este caso era o blanco o negro. Yo era de esas personas que por no arriesgar, no he apostado en mi vida. Y no soy rata, es sólo que perder me ha dado tanto miedo durante tantos años, que decidí dejar de hacerlo. Y obviamente, tampoco gané nada.

Pues bien, así era yo. Tenía a la razón ahí de escudo, protegiéndome de todo. Y yo iba muy feliz y muy tranquila, siempre pensando que me faltaba algo, pero con la esperanza de encontrarlo algún día. Y... zasca. Un día se me despistó la razón y ya no recuerdo más. Y ahora estoy dividida. Porque después de tanto tiempo encerrada en el armario, la razón ha salido muy enfadada y me está dando un discurso que... Para qué contar. Se está quedando a gusto. Y a su vez, el corazón, llamémosle "cursilandia" (es todo cosa de la razón, que le tiene manía) habiendo estado tanto tiempo al mando, se ha puesto a tomar anabolizantes y está cuadrado. Y a ver cómo se enfrenta ahora la razón que todavía tiene los riñones hechos polvo del armario, al bicharraco estilo Rafa Mora de cursilandia. Pues ni con un palo.

Así que así están las cosas. La enclenque de mi razón, que me ha dado una jodida lección con sus chillidos, o el rafa mora de cursilandia. Está claro quién va a ganar ¿no? Pues eso. Que podéis desearme suerte para que no me encuentre con una gran piedra en el camino que me haga tropezar y darme cuenta que la enclenque, que una vez más está sufriendo la tortura del cursilandia este, tenía razón.

Y con esta bonita metáfora sobre lo asquerosamente difícil que es tener hormonas en el cuerpo, os dejo. Ale, a cascarla.

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